Los radiadores son un elemento imprescindible en la instalación de un sistema de calefacción. Su función es la de emitir y distribuir el calor que lleva el agua; que ha sido previamente calentada en la caldera.
La correcta elección de un buen material o un buen diseño, puede ayudar a aumentar la eficiencia energética de la instalación de la calefacción.
Actualmente, existen diferentes tipos de radiadores según la fuente de la energía. En este artículo nos centraremos únicamente en los radiadores de calefacción que emplean el agua para transmitir el calor.
Radiadores de calefacción por agua
Los radiadores de calefacción alimentados por agua caliente pueden trabajar con diferentes tipos de calderas: calderas a gas natural, calderas a gasoil, calderas a propano o butano y calderas eléctricas.
Los radiadores de calefacción alimentados por agua suelen estar fabricados en tres materiales: aluminio, hierro fundido y acero. Estos material soportan bien la corrosión, y son grandes transmisores de calor; aportando a la vivienda un agradable confort térmico, si se dimensiona bien la instalación de calefacción.
Radiadores de Aluminio
En una instalación de calefacción que utiliza radiadores de aluminio alimentados por agua caliente aproximadamente el 80% de la emisión del calor se realiza por convección y el 20% se realiza por radiación.
El aluminio es un material cada vez más utilizado; ya que en este tipo de instalación de calefacción el proceso de calentamiento es muy rápido, la potencia por elemento es muy elevada. Y gracias a su facilidad de fabricación, se pueden realizar diseños diferentes e innovadores.
Una instalación de calefacción con este tipo de radiadores, es resistente y con buena tolerancia a la corrosión. Son radiadores bastante económicos y tienen una durabilidad bastante larga.
Radiadores de acero
En una instalación de calefacción realizada con radiadores de acero, alimentados por agua caliente, el 80% de la emisión del calor se realiza por radiación y el otro 20% por convección.
Existen dos tipos de radiadores de acero, los comunes y los de chapa de acero.
Una instalación de calefacción con radiadores comunes de acero tienen excelente resistencia a la corrosión y gran durabilidad. Sin embargo pesan bastante, son mas costosos de instalar y su precio es elevado.
En cambio, una instalación de calefacción compuesta por radiadores de chapa de acero aumenta la ligereza y reduce su precio de instalación; transmiten el calor muy rápido y existe una enorme variedad de medidas.
Radiadores de hierro fundido
Una instalación de calefacción con radiadores de hierro fundido es la más resistente. Actualmente, la tendencia es cambiar este tipo de material y realizar una instalación de calefacción compuesta por emisores de aluminio.
Los radiadores de aluminio, si la instalación de calefacción está bien dimensionada, son más potentes y producen un calor instantáneo; ya que emiten de manera más rápida el calor que transporta el agua.
Pero, en los últimos años, estamos viendo un resurgir de instalaciones de calefacción que emplean emisores de hierro fundido gracias a las tendencias Vintage.
Una instalación de calefacción con emisores de hierro fundido debe tener muchísima durabilidad y una gran resistencia a la corrosión; además poseen una gran inercia térmica conservando el calor más tiempo.
Hay que tener en cuenta que una instalación de calefacción con este tipo de material, tarda más tiempo en calentarse; su precio es más elevado y tienen una menor potencia calorífica por elemento.
Radiadores de calefacción de baja temperatura
Todos los radiadores nombrados anteriormente suelen utilizarse en una instalación de calefacción de alta temperatura. También existen otro tipo de radiadores específicos para instalaciones de calefacción de baja temperatura.
Se entiende por instalaciones de baja temperatura cuando la temperatura del radiador se encuentra sobre los 30ºC.
Nosotros, en una instalación de calefacción, recomendamos utilizar una temperatura de impulsión del agua inferior a 50ºC; ya que las calderas de condensación reducen su eficiencia energética, si la temperatura del agua en la impulsión supera esa temperatura.
Los radiadores de baja temperatura se suelen utilizar en instalaciones de calefacción con calderas de condensación, aerotermia y geotermia.
Una instalación de calefacción con convectores de acero o de acero inoxidable, aunque no son propiamente llamados radiadores, emiten calor utilizando el agua caliente que proviene de la caldera. Se suelen instalar empotrados en el suelo o en las paredes.
Este tipo de radiadores no limitan tanto el espacio; pueden trabajar con o sin ventilador, y tienen una gran eficiencia.
El precio de este tipo de radiadores es mucho más elevado y su instalación es más compleja; además generan algo de ruido si se activan los ventiladores.
Este tipo de radiadores pueden trabajar con cualquier tipo de caldera; pero si se combinan con sistemas eficientes, por ejemplo condensación, aerotermia o geotermia, la eficiencia general del sistema aumentará; reduciendo el consumo de energía de manera notable.
Es muy importante, cuando se decide cambiar de radiadores, conocer la potencia calorífica de un elemento; ya que aún teniendo la misma altura, la potencia puede variar hasta un 50% en función del diseño y la superficie de contacto.
Nosotros recomendamos elegir radiadores con potencia calorífica elevada para reducir el numero de elementos.