Los radiadores de agua son un elemento clave en cualquier sistema de calefacción central. Se encargan de transferir el calor del agua caliente que circula a través de ellos a las habitaciones donde se encuentran instalados. Hay una gran variedad de modelos y diseños de radiadores de agua, y se pueden elegir en función del tamaño de la habitación donde se van a instalar, la capacidad del sistema de calefacción, el presupuesto y la estética deseada.

Los radiadores de agua pueden ser hechos de hierro fundido, aluminio, acero o cobre. ¡Vamos a descubrirlos!

La correcta elección de un buen material o un buen diseño, puede ayudar a aumentar la eficiencia energética de la instalación de la calefacción.

Actualmente, existen diferentes tipos de radiadores de agua según la fuente de la energía. En este artículo nos centraremos únicamente en los radiadores de agua. Emplean esta fuente de energía para transmitir el calor.

Radiadores de agua

Los radiadores de calefacción alimentados por agua caliente pueden trabajar con diferentes tipos de calderas: calderas a gas natural, calderas a gasoil, calderas a propano o butano y calderas eléctricas.

Estos radiadores suelen estar fabricados en tres materiales: aluminio, hierro fundido y acero. Estos material soportan bien la corrosión, y son grandes transmisores de calor; aportando a la vivienda un agradable confort térmico, si se dimensiona bien la instalación de calefacción.

Es importante destacar que los radiadores de agua requieren una instalación adecuada y una conexión a un sistema de calefacción central, como una caldera, para funcionar. Además, necesitan un mantenimiento regular, como purgar el aire acumulado en el sistema, para garantizar un rendimiento óptimo.

Radiadores de Aluminio

En una instalación de calefacción que utiliza radiadores de aluminio alimentados por agua caliente aproximadamente el 80% de la emisión del calor se realiza por convección y el 20% se realiza por radiación.

Radiadores de agua

El aluminio es un material cada vez más utilizado; ya que en este tipo de instalación de calefacción el proceso de calentamiento es muy rápido, la potencia por elemento es muy elevada. Y gracias a su facilidad de fabricación, se pueden realizar diseños diferentes e innovadores.

Una instalación de calefacción con este tipo de radiadores, es resistente y con buena tolerancia a la corrosión. Son radiadores bastante económicos y tienen una durabilidad bastante larga.

Radiadores de acero

En una instalación de calefacción realizada con radiadores de acero, alimentados por agua caliente, el 80% de la emisión del calor se realiza por radiación y el otro 20% por convección.

Existen dos tipos de radiadores de acero, los comunes y los de chapa de acero.

Una instalación de calefacción con radiadores comunes de acero tienen excelente resistencia a la corrosión y gran durabilidad. Sin embargo pesan bastante, son mas costosos de instalar y su precio es elevado.

En cambio, una instalación de calefacción compuesta por radiadores de chapa de acero aumenta la ligereza y reduce su precio de instalación; transmiten el calor muy rápido y existe una enorme variedad de medidas.

Radiadores de hierro fundido

Una instalación de calefacción con radiadores de hierro fundido es la más resistente. Actualmente, la tendencia es cambiar este tipo de material y realizar una instalación de calefacción compuesta por emisores de aluminio.

Los radiadores de aluminio, si la instalación de calefacción está bien dimensionada, son más potentes y producen un calor instantáneo; ya que emiten de manera más rápida el calor que transporta el agua.

Pero, en los últimos años, estamos viendo un resurgir de instalaciones de calefacción que emplean emisores de hierro fundido gracias a las tendencias Vintage.

Una instalación de calefacción con emisores de hierro fundido debe tener muchísima durabilidad y una gran resistencia a la corrosión; además poseen una gran inercia térmica conservando el calor más tiempo.

Hay que tener en cuenta que una instalación de calefacción con este tipo de material, tarda más tiempo en calentarse; su precio es más elevado y tienen una menor potencia calorífica por elemento.

Radiadores de agua

Radiadores de calefacción de baja temperatura

Todos los radiadores nombrados anteriormente suelen utilizarse en una instalación de calefacción de alta temperatura. También existen otro tipo de radiadores específicos para instalaciones de calefacción de baja temperatura.

Se entiende por instalaciones de baja temperatura cuando la temperatura del radiador se encuentra sobre los 30ºC.

Nosotros, en una instalación de calefacción, recomendamos utilizar una temperatura de impulsión del agua inferior a 50ºC; ya que las calderas de condensación reducen su eficiencia energética, si la temperatura del agua en la  impulsión supera esa temperatura.

Los radiadores de baja temperatura se suelen utilizar en instalaciones de calefacción con calderas de condensación, aerotermia y geotermia.

Una instalación de calefacción con convectores de acero o de acero inoxidable, aunque no son propiamente llamados radiadores, emiten calor utilizando el agua caliente que proviene de la caldera. Se suelen instalar empotrados en el suelo o en las paredes.

Este tipo de radiadores no limitan tanto el espacio; pueden trabajar con o sin ventilador, y tienen una gran eficiencia.

El precio de este tipo de radiadores es mucho más elevado y su instalación es más compleja; además generan algo de ruido si se activan los ventiladores.

Este tipo de radiadores pueden trabajar con cualquier tipo de caldera; pero si se combinan con sistemas eficientes, por ejemplo condensación, aerotermia o geotermia, la eficiencia general del sistema aumentará; reduciendo el consumo de energía de manera notable.

La elección del tamaño y diseño de los radiadores de agua es importante para garantizar que la calefacción sea efectiva y eficiente. Es recomendable elegir un modelo que cubra el 75% de la superficie de la pared en la que se va a instalar. Además, se deben tener en cuenta otros factores como la cantidad de ventanas y puertas en la habitación, la altura del techo, la orientación de la habitación, el número de personas que van a utilizar el espacio y el clima del lugar.

Es importante asegurarse de que los radiadores estén en buen estado y funcionen correctamente para garantizar la seguridad y eficiencia del sistema de calefacción. Se recomienda revisar los radiadores regularmente y, si es necesario, purgarlos para eliminar el aire atrapado en las tuberías, lo que puede afectar la capacidad de calefacción.

En definitiva, los radiadores de agua son una parte fundamental en los sistemas de calefacción central y elegir el modelo y diseño adecuados es importante para garantizar la comodidad y calor deseado en el hogar.

Nosotros recomendamos elegir radiadores de agua con potencia calorífica elevada para reducir el numero de elementos.

Preguntas frecuentes sobre los radiadores de agua

Seguramente aún tenga alguna duda que la renda en la cabeza. Veamos si conseguimos resolverlas.

¿Cuál es su funcionamiento?

Los radiadores de agua funcionan a través de un sistema de calefacción central. El agua caliente se genera en una caldera y se distribuye por los radiadores a través de tuberías. El agua caliente circula por el interior de los radiadores, transfiriendo su calor al aire circundante.

El aire caliente se eleva y el aire frío desciende, creando una corriente de convección que ayuda a distribuir el calor por toda la habitación.

¿Qué radiadores de agua dan más calor?

En general, los radiadores de agua que dan más calor son los de hierro fundido. Estos radiadores tienen una gran inercia térmica, lo que significa que pueden almacenar calor durante un tiempo prolongado. Esto hace que sean ideales para habitaciones grandes o para viviendas con un aislamiento deficiente.

Los radiadores de aluminio también son eficientes, pero tienen una inercia térmica menor que los de hierro fundido. Esto significa que se calientan más rápido, pero también se enfrían más rápido.

Los radiadores de acero son los menos eficientes, pero también son los más ligeros y económicos.

Por lo tanto, la respuesta a la pregunta de qué radiadores dan más calor depende de varios factores, como el tamaño de la habitación, el aislamiento de la vivienda y el presupuesto.

En concreto, los siguientes factores contribuyen a que un radiador de agua dé más calor:

  • El material de construcción: Los radiadores de hierro fundido tienen una gran inercia térmica, lo que significa que pueden almacenar calor durante un tiempo prolongado.
  • El tamaño del radiador: Un radiador más grande tendrá una superficie mayor para irradiar el calor, lo que se traducirá en una mayor potencia calorífica.
  • La potencia del radiador: La potencia del radiador se mide en kilovatios (kW). Un radiador más potente tendrá una mayor capacidad para generar calor.
  • La temperatura del agua: Cuanto más caliente esté el agua que circula por el radiador, más calor generará.

Por lo tanto, para elegir el radiador de agua que dé más calor para una determinada habitación, es importante tener en cuenta todos estos factores.

¿Qué es mejor un radiador de hierro o un radiador de aluminio?

Los radiadores de hierro son una buena opción para habitaciones grandes o para viviendas con un aislamiento deficiente. Los radiadores de aluminio son una buena opción para habitaciones pequeñas o para viviendas con un aislamiento adecuado.

Veamos algunas consideraciones específicas a tener en cuenta a la hora de elegir entre un radiador de hierro y un radiador de aluminio:

Tamaño de la habitación: Los radiadores de hierro tienen una mayor inercia térmica que los radiadores de aluminio, lo que significa que pueden almacenar calor durante un tiempo prolongado. Esto hace que sean ideales para habitaciones grandes, ya que pueden proporcionar calor durante un período de tiempo más largo.

Aislamiento de la vivienda: Si la vivienda tiene un aislamiento deficiente, es importante elegir un radiador que sea eficiente. Los radiadores de hierro son más eficientes que los radiadores de aluminio, por lo que son una buena opción para este tipo de viviendas.

Presupuesto: Los radiadores de hierro acostumbran a ser más caros que los radiadores de aluminio. Por lo tanto, si el presupuesto es un factor importante, los radiadores de aluminio pueden ser una mejor opción.

Ruido: Los radiadores de hierro pueden ser ruidosos cuando se calientan. Los radiadores de aluminio son más silenciosos.

Por lo tanto, dependiendo de las necesidades de cada unidad familiar, nos decantaremos por un tipo u otro.

¿Dónde instalar el radiador de agua dentro de mi hogar?

La ubicación ideal para instalar un radiador de agua es bajo la ventana. Esto se debe a que el aire frío que entra por la ventana se calienta al pasar sobre el radiador, creando una corriente de convección que ayuda a distribuir el calor por toda la habitación.

Además de la ubicación bajo la ventana, también se pueden instalar radiadores de agua en otras zonas de la habitación, como en la pared interior o en el centro de la habitación.

¿Cómo regular radiadores de calefacción?

La regulación de los radiadores de calefacción es importante para ahorrar energía y conseguir un confort térmico óptimo.

Los radiadores de calefacción se regulan mediante un detentor, que es una llave que se encuentra en la parte inferior del radiador. El detentor regula la cantidad de agua que entra en el radiador, lo que afecta a la temperatura del radiador y de la habitación.

Se recomienda que los radiadores estén abiertos al 30% de su capacidad cuando no haya nadie en la habitación. Cuando haya gente en la habitación, puede abrir los radiadores al 50% o al 75%, según la temperatura deseada.

Si tiene radiadores con válvulas termostáticas, la regulación es aún más sencilla. Las válvulas termostáticas tienen un dial que se puede girar para ajustar la temperatura deseada.

¿Cómo limpiar un radiador?

Para limpiar un radiador de calefacción, siga estos pasos:

  1. Desconecte el radiador de la red eléctrica.
  2. Retire las tapas de los radiadores.
  3. Limpie el interior y el exterior de los radiadores con un paño húmedo.
  4. Seque los radiadores con un paño seco.
  5. Vuelva a colocar las tapas de los radiadores.

Si los radiadores están muy sucios, puede utilizar un producto de limpieza específico para radiadores. Siga las instrucciones del fabricante para utilizar el producto de forma segura.

La frecuencia de limpieza de los radiadores depende de la cantidad de suciedad que se acumule. En general, se recomienda limpiar los radiadores al menos una vez al año.
Si los radiadores están expuestos a mucho polvo, puede ser necesario limpiarlos con más frecuencia.

A más, ayuda a mejorar la eficiencia de la calefacción. Los radiadores limpios pueden transmitir el calor de forma más eficaz, lo que puede ayudar a ahorrar energía.

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