En artículos anteriores hemos comentado diferentes maneras de aclimatar nuestro hogar. Hoy hablaremos de una de las instalaciones de calefacción eléctrica más utilizadas por los usuarios, pero son los menos eficientes, los llamados radiadores eléctricos.
La eficiencia energética de los radiadores eléctricos de calor mediante resistencias es igual a 1, es decir; consumen la misma energía eléctrica que emiten en forma de calor.
Elegir un radiador eléctrico
En una instalación de calefacción mediante radiadores eléctricos, hay que elegir muy bien la manera de como distribuirán el calor; ya que de ello dependerá el confort de nuestro hogar.
Hay tres maneras de transmitir el calor:
Por conducción: la transferencia de calor se produce cuando la resistencia calienta el material con el que está en contacto, normalmente metal.
Por convección: la transferencia de calor al ambiente se produce en dos fases. Primero por conducción, la resistencia transmite el calor al metal, y segundo, el metal transmite el calor al aire.
Por radiación: la transferencia de calor se realiza de material a material sin que el aire se caliente. Emite el calor calentando los cuerpos cercanos.
Maneras de propagación del calor
Radiadores secos o emisores térmicos secos
Los radiadores de emisión térmica seca son radiadores eléctricos que incorporan resistencias que están en contacto con el metal (conducción), y mediante la convección, el radiador emite su calor al ambiente.
Ventajas: son radiadores eléctricos económicos, no requieren de instalación ni de mantenimiento. Son ideales para calentar pequeños espacios. Su instalación es muy sencilla si la instalación eléctrica esta preparada.
Inconvenientes: son radiadores eléctricos con un consumo energético elevado y no pueden calentar grandes superficies. Si se pretende realizar una instalación de calefacción completa hay que analizar muy bien la potencia contratada y la sección de cable existente.
Radiadores de aceite o emisores termoeléctricos
Los radiadores termoeléctricos son los conocidos radiadores eléctricos de aceite. Este sistema de calefacción emite el calor mediante un fluido que ha sido calentado por una resistencia.
Ventajas: suelen ser radiadores eléctricos móviles que se pueden colocar dónde se necesite, pues gracias a su fluido la temperatura que genera es estable. No requieren de instalación.
Inconvenientes: son sistemas de calefacción que no pueden calentar grandes superficies.
En este tipo de radiadores eléctricos podemos englobar los llamados Calor Azul.
En una instalación de calefacción mediante radiadores eléctricos que utilizan la tecnología llamada Calor Azul, el consumo será exactamente el mismo que utilizar cualquier tipo de calefacción eléctrica.
Radiador Calor Azul
Radiador de aceite
Placas radiantes y radiadores de cuarzo
Son los famosos radiadores eléctricos por infrarrojos. Son sistemas de calefacción eléctrica que transmiten el calor mediante radiación. Suelen ser bastante útiles para superficies pequeñas, como por ejemplo baños.
Ventajas: son sistemas eléctricos que evitan la circulación de aire, no reseca el ambiente y su instalación es muy sencilla.
Inconvenientes: son radiadores eléctricos que sólo calientan los cuerpos que están cerca, dejando el aire y las partes que no están en contacto, frías.
Existe una variante de este tipo de radiadores eléctricos llamada Calor Verde o Calor 3D; son placas que se instalan en paredes o generalmente en el techo, emitiendo el calor por radiación.
Por la experiencia de nuestros clientes, este tipo de instalación de calefacción provoca muchas molestias porque no calienta el cuerpo íntegro.
Placa radiante
Radiador de cuarzo
Radiador de Calor Verde o Calor 3D (techo)
Convectores forzados
Los convectores forzados, también conocidos cómo calefactores eléctricos, son sistemas de calefacción eléctrica que incorporan una resistencia en su interior; y que mediante el uso de ventiladores, se mueve el aire con el objetivo de calentarlo e impulsarlo al ambiente.
Ventajas: son radiadores eléctricos que calientan rápido las estancias, su instalación como sistema de calefacción es muy sencilla; su tamaño es reducido y tiene la posibilidad de focalizar el aire.
Inconvenientes: la turbina o los ventiladores pueden generar ruido.
Acumuladores de calor
Son sistemas de calefacción eléctrica que aprovechan las “horas valle” de las tarifas eléctricas, cuando la energía es más económica, para calentar un fluido o material interno y descargar ese calor acumulado durante el día.
En la actualidad hay dos tipos diferentes:
- Acumuladores estáticos: son los más básicos. Incorporan un aislamiento sencillo. La descarga del calor se realiza en un 80% por radiación y en un 20% por convección. Solo podemos tener control del 20% mediante unas trampillas que regulan la entrada y salida de aire.
- Acumuladores dinámicos: disponen de un aislamiento muy eficiente e incorporan turbinas o ventiladores para controlar, de manera mecánica, el aire que pasa por su interior, regulando así la descarga de calor. Con un sistema dinámico podemos tener control del 80% de la transmisión de calor, ya que esta se realiza mediante convección.
Ventajas: con una instalación de calefacción de este tipo se pueden aprovechar las tarifas eléctricas más económicas para acumular calor. No requiere de esfuerzos para realizar la instalación y no requiere de mantenimiento.
Inconvenientes: el mayor problema de este sistema de calefacción, es no poder controlar de forma exacta la velocidad de descarga; llegando, si se realiza un mal uso o sino se dimensiona bien el acumulador, a perder la temperatura antes de iniciar el ciclo de carga.
En la actualidad, existe una gran variedad de diseños que combinan la convección y la radiación con elementos decorativos que ayudarán a reducir el impacto visual de una instalación de calefacción mediante radiadores eléctricos.